La exigencia aplasta a la empatía.
Veo la exigencia como una herramienta de control y poder.
El control nos lleva a la rigidez y el poder a la manipulación.
La exigencia es un patrón de reacción “hostil” que bloquea la sensibilidad, activa el control, la rigidez y el autoritarismo.
Exigir es una manera de mandar, manipular y controlar a las personas .
La exigencia aplasta mi empatía y me desconecta de mi sensibilidad bloqueando mi vulnerabilidad.
Una vez que esto me ocurre mis relaciones dejan de ser genuinas.
¿Eres exigente?
¿Quién te enseño?
¿Para qué utilizas tu exigencia?
La exigencia, para mi, a un nivel mas profundo, viene de la falta de aceptación, compresión y de amor propio.
En lo profundo no me conozco y no me acepto y proyecto mis exigencias en mis relaciones.
También encuentro en la exigencia una falta de madurez emocional para gestionar emociones de emergencia (ira, miedos)
Estas emociones de emergencia activan el sistema simpático suprarrenal movilizando la musculatura corporal (rigidez, insensibilidad, control).
La exigencia con el uso se hace automática ( patrón de reacción).
¿Cómo dañamos a quienes exigimos ?
¿Que robamos a esas personas?
Exigir es un intento de quitarle a otro ser humano su libertad y cuando quitamos libertad, también le estamos quitándole su proceso de aprendizaje y su responsabilidad.
La persona exigente se siente con derecho de exigir.
No pide, exige y manda.
Pedir es un acto de vulnerabilidad y respeto.
Lo contrario a exigir sería: dar, compartir y comunicar.
Pienso que enseñamos a lo demás lo que tenemos.
Si soy exigente enseño exigencia.
La exigencia bloquea tu creatividad, empatía y vulnerabilidad.
Nos hace insensibles a las” torpezas de los demás”.
Nos genera altos nivel de estrés y perdemos humanidad y belleza.
Siempre enseño lo que soy, tengo y quiero.
¿Que enseñas tu ?
La exigencia va en contra del liderazgo.
La reacción va en contra de la paz y cuando perdemos la paz (serenidad y lucidez mental) no podemos responder con sabiduría a la vida y a las relaciones humanas .
La exigencia no respeta el amor.
Con cariño.
Lola Sola